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Acostumbrado como siempre a vivir en un mundo en el que te tiras atrás y te respaldan y no dejan siquiera que tus pies se levanten del suelo. Al pensar que vas a caer ya están sujetándote 10 brazos. Te sientes como si todo tu alrededor fuera una enorme pompa cálida. Afecto, amor, solidaridad, consideración; es tu vida diaria y los atributos que se te otorgan. Mamá te dijo que cuando se usa mucho el liquido del botecito para crear burbujas, finalmente, las burbujas se romperían con facilidad y serían pequeñas. Ahora tu burbuja no existe. Vives respirando aire contaminado, pisando asfalto duro y seguro que te cuesta caer sobre una superficie tan dura, ¿verdad? Diría que no te preocuparas, pero nadie va a sujetarte, porque hay más burbujas que mantener a flote, y tú no tienes ninguna. Te dijeron una vez que no te acostumbraras a tumbarte sobre blando. Acabaría endureciéndose. Ahora...atente a las consecuencias.
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Dos. Dos. Dos. Dos. Siempre dos. El dos lo forman dos unos, pero eso se olvida con el tiempo. De tanto dos acabas viendo un uno y medio, y te preguntas que falta algo para ser un dos completo, y tu uno está ahí aunque te cueste. Finalmente solo hay uno. Y ese uno eres tú. Muchas veces la otra parte del dos te ayudaba a no doblarte. A no desviarte. A tener una función, un sistema de vida. Ahora solo te tienes a ti y a tus cosas. Cosas mudas y sin movilidad para decirte o indicarte los pasos a seguir para ser un uno fuerte. Eres un uno débil y tu alrededor te puede. Pero sabías que el dos lo formaste siendo un uno al principio, y que al final volverías. La dependencia te hizo caer. Pero ya lo sabías... atente a las consecuencias.
Solo vives en una carrera. Siempre una carrera. Sin meta. No tiene fin. Siempre luchas por algo. Cuando lo consigues aparece otra cosa. Y sobre todo es una carrera que tienes que lucharla en un mundo desconsiderado, interesado y que pasará de ti cuando pueda. Es el frío asfalto el que pisas ahora, arañándote los pies y nadie que te coja en peso y te de la mano para apoyarte, se la dan a otros que la necesitan menos que tú. Y por encima de todo, queda prohibido ir acompañado. Sólo eres tú. Tú contra el mundo. El mundo contra tí. Nadie más.
Bienvenido a mi mundo
Samu, escribes verdaderamente bien! =D
ResponderEliminar¿Sabes? No creo que seas un uno débil y que tu alrededor te puede. Creo que lo que te pasa es que has querido seguir caminando por esa carretera y no has parado ni un sólo instante, pasó la noche y ahora vuelve a amanecer pero tú ya estabas agotado y los primeros rayos de Sol te han deslumbrado.
Lo que te toca hacer es hacer un alto en el camino para reflexionar y descansar, y cuando te sientas preparado podrás seguir caminando. En ese momento, tranquilo, seguro que hay muchas personas tendiéndote los brazos para ayudarte a levantarte. Volverás a tener una gran burbuja pronto, ya lo verás.^^